miércoles, 29 de mayo de 2013

Renunciar a las notas altas

Una de los cambios más importantes que genera el acceso a la Universidad en los estudiantes es la reordenación de prioridades. 


Cuando se llega a las clases al inicio de primero, suelen darse dos situaciones.


Por un lado, están las personas que, después de un agotador segundo de bachiller con su consiguiente Selectividad y un verano en el que han disfrutado más que nunca del tiempo libre, no son capaces de "re-engancharse" a la rutina de estudio y se llevan algún que otro susto. 
Por otro lado, estamos los que nos hacemos tantas ilusiones sobre nuestro éxito académico y profesional que nos proponemos alcanzar metas antes incluso de saber si seremos lo bastante fuertes para trabajar lo necesario para conseguirlas.


Yo soy del segundo grupo. Y os puedo asegurar que he sufrido como nadie por las malditas expectativas.

No os engañéis, no todos valemos para todo. Cada uno tiene ciertas capacidades de memoria, orden, carga de trabajo..

Yo ya me he dado cuenta, y he decidido (decidido, que de ahí a que sea una realidad patente en mi vida seguro hay un trecho) que prefiero conformarme con notables y ser más feliz.

Hay personas que son capaces de renunciar a sus hobbies, a dormir, al tiempo libre para no hacer nada... en pro de sus estudios. Probablemente consigan notas muy altas, y hasta consigan ser felices inmersas en libros y apuntes doce horas al día. 

Pero no todos somos iguales y hay que conocerse a uno mismo :S

¡Ya estoy de vacaciones!;

Y por fin, tras prácticamente 3 semanas de duro esfuerzo, terminé. 


Ha sido realmente agotador. He estudiado más que en toda mi vida, de verdad os lo digo. Mucho más que para Selectividad. 

Tal vez no más materia, porque me esforcé mucho y logré liberar temas en los primeros parciales, pero desde luego sí en intensidad. He tenido tres días para grabarme a fuego en el cerebro 13 temas de Historia de la Medicina, y otros 3 para memorizar por lo menos 20 músculos con sus orígenes e inserciones más los recorridos y peculiaridades de arterias, venas, nervios, sistemas linfáticos y demás. 



Eso es lo que vais a encontraros si entráis a Medicina. Tenedlo claro, es una carrera muy absorbente a la que hay que dedicarle mucho tiempo y esfuerzo. Pero no es un Grado difícil; hay carreras de muchísima más dificultad a la hora de comprender los conceptos. 



¿Y bien? ¿Tras este alentador resumen todavía queréis estudiar? Me alegro. Porque la realidad no es tan negativa como la pintan algunos. Los estudiantes de Medicina salimos, hacemos deporte, leemos, nos quedamos a comer en la cafetería del campus, hacemos despedidas a los compañeros que se van, celebramos cumpleaños etc. Simplemente, hay que organizarse. Otra cosa muy distinta es no pegar un palo al agua los primeros dos meses, no liberar materia y darte de bruces con los exámenes con tacos de apuntes más gruesos que el diccionario de la RAE al completo por estudiar. Eso es otro cantar.



Si se es "formal", se puedes manejar razonablemente bien :)



sábado, 25 de mayo de 2013

Movilízate por la selva

Hace tiempo vi en un corcho de la biblioteca un cartel que me gustaría compartir con vosotros para que lo difundierais. 


Se trata de una organización que opera en el Congo y que intenta que los países occidentales reciclemos nuestros móviles viejos. Veréis, parece ser que las terminales telefónicas están fabricadas con un mineral llamado coltán, que se obtiene de unas minas localizadas en la selva congoleña. Es un material muy caro, porque está en vías de agotarse. Se conoce que su obtención es una de las causas de la guerra que asola el territorio, además de estar destrozando el territorio y provocar la semiesclavización de mano de obra infantil.



Si enviamos móviles a una empresa intermediaria que aparece en la página web "www.movilizateporlaselva.org" , la compañía se encarga de reciclar el coltán y enviar el dinero obtenido a la organización. Ellos hacen lo que pueden para regenerar el medioambiente que se está destruyendo por la explotación de las minas. 



Entrad en la página web, que seguro que ahí estará mucho mejor explicado. 

Un saludo :)



jueves, 23 de mayo de 2013

¿A qué huelen los cadáveres?

Buenas noches!! =)


Os voy a contar algo que seguramente os parecerá tan alucinante como a mí me lo parecía y me lo sigue pareciendo... ¿cómo son las prácticas de anatomía con cadáveres?


Realmente es de lo más emocionante que tuvo el inicio del segundo cuatrimestre. 

El primer día llegamos nosotros 50, con nuestras batas blancas y nuestros guantes de látex comprados en paquetes de 50 en el supermercado, y las pinzas de los estuches de disección que con tanta fascinación habíamos adquirido. Estábamos impacientes por entrar a la sala de disección, así que hicimos caso omiso del belorcio y del guión de prácticas.

Cuando accedí a la sala de disección, me golpeó como un puño el olor a "sustancia en la que tienen sumergidos a los cadáveres". Es una especie de hedor intenso a jamón serrano mezclado con desinfectante o producto higiénico.

Mi grupo y yo nos acercamos a nuestro cadáver (cada grupo tiene uno asignado para todo el curso) y nuestra monitora (la que mejor nota había obtenido de tod@s) comenzó a explicarnos cuáles eran los músculos de la espalda. 

Hasta aquí, todo bien. 

Creo que quien quiera que fuese la persona cuyo cuerpo yace en la mesa plateada ahora es tan sólo eso, un cuerpo. Un montón de células conservadas artificialmente que mantienen su forma diferenciada. Es imposible aprender de un cadáver cuando sientes que le estás haciendo daño o faltando al respeto. 

La impresión más fuerte la sentí cuando le vi la cara. Es un señor mayor, con el pelo cano cortado a cepillo. Me marcó porque se parecía a mi abuelo. Pero respiré hondo y me dije "Fuera quien fuera, ya se ha ido. Esto es únicamente materia orgánica".

Los cuerpos están fríos, y los tendones y los nervios son tan resistentes a los cortes como una cuerda. Los músculos tienen un color granate y varias porciones blancas estrechas y verticales los atraviesan. Casi como el jamón serrano. 
La grasa es amarilla y resbaladiza, y las arterias y las venas tienen color azul o rojo. 

No voy a describirlos más, que a lo mejor os está dando demasiado asco :P


La próxima entrada más y mejor =)

sábado, 4 de mayo de 2013

Hospital de Ositos

¡Hola otra vez!


¡Por fin fin de semana! Se agradece poderse quedar por la noche a ver una peli después de sacrificarse todos los días para ir pronto a la cama.


Tengo que contaros un gran descubrimiento: ¡los tapones de cera para estudiar! A mí me gusta mucho nadar y los utilizo para que no me entre agua en los oídos. Pero hace poco se me ocurrió ponérmelos en la sala de estudio de la uni (porque me pone atacada de los nervios el ruidito de la puerta que se abre y se cierra, la gente q mueve las sillas.. buuuf) y ¡estoy encantada! No te impide oír, obviamente, pero amortigua bastante los sonidos y hace más fácil el estudio.


Otra cosa: hace unas semanas participé como voluntaria en el Hospital de Ositos, una iniciativa de la universidad (de la asociación de estudiantes, en realidad) para difundir los buenos hábitos entre los niños y hacer que pierdan el miedo a la bata blanca. 

Se había construido un quirófano, una sala de urgencias, incluso escáneres y rayos X de cartón, pero a mí me toco pasar consulta. 
Me senté detrás de un escritorio y "atendí" a unos 5 niños, que traían cada uno un peluche o muñeco que estuviera enfermo. Teníamos unos formularios para rellenar con la información sobre cada paciente: su nombre y el de su dueño, qué le dolía, qué síntomas tenía, peso (totalmente inventado) y altura (los medíamos con una regla). ¡Fue increíble ver la fe de los niños! 
Uno de los chavales que me tocó me llegó al alma; tenía 5 años y traía un osito que tenía pulmonía. Cuando le ausculté y dije: "vaya, se oye que le cuesta respirar", él también quiso utilizar el fonendoscopio y, una vez hecha la prueba, me dijo absolutamente convencido: "Es verdad, ¡si se oye como respira mal!" Me quedé boquiabierta.


Como tratamiento, le pusimos una inyección y, como sólo le haría efecto durante unas pocas horas, le dije al dueño del osito que pidiera abajo en la farmacia de nuestro improvisado hospital que le dieran unas pastillas para su peluche. Así podría tomarlas ante cualquier signo de malestar. Lo último que me dijo el niño fue que era su hermana pequeña la que dormía con el osito todas las noches, pero que era demasiado pequeña y que ya se iba a encargar él de vigilar la respiración del peluche, no fuera  a ser que necesitara las pastillas.
 Lo mejor de todo fue que, a la salida, el niño se acordó de mí y me dijo adiós :D


Bueno, más me vale dejarlo ya que si no mañana lo veo difícil para darle fuerte a las leyes de la herencia.



¡Nos vemos pronto!